13 de septiembre de 2008
Regreso
Es una película que siempre ha sido importante para mi. La descubrí cuando descubrí el cine, al final de la adolescencia. Y antes de ver la grandiosidad de la puesta en escena de Bresson, para mí, el personaje del carterista era como un amigo. Siempre se dice que Bresson era un gran formalista. Y cuando murió me dio pena, porque decían que era altivo, frío, y es tan ardiente y lleno de amor… Y ese personaje solitario, confieso que se convirtió en un amigo, a mis 16 años, cuando uno suele encerrarse en sí mismo, y sólo sueña con abrirse y entrar en el mundo, y uno cree que el mundo está muy lejos, y se entierra en su mediocridad con su increíble orgullo. Era en esa intimidad en la que yo me encontré con él. Y lo fabuloso es que sólo habla de eso, y podemos sentirlo, vivirlo. Por ejemplo, esa impresión de que el mundo está lejos, la vemos tan claramente, con esos coches que no se oyen, una puerta de un café que se abre. Y el sonido, sin embargo, no rompe. El mundo está lejos, y sólo se trata de eso: cómo entrar en él, cómo entrar en una historia de amor, cómo reunirse con una mujer, y eso es lo que nos muestra. Eso es lo fabuloso, así que hay una temática y todos los gestos necesarios. Continuamente nos muestran eso, en el cine siempre es lo concreto: ¿qué mostramos, qué filmamos? Y él llega a todo, a las cosas de la mente, de la metafísica, a través de los gestos, y qué genio haber encontrado eso. Quizá lo del carterista sea una metáfora, pero la mano que se acerca lo es todo: el deseo, las ganas de acercarse, el miedo, y creo que también las ganas de que le cojan. Es una bellísima película sobre la delincuencia. ¿Y qué es la delincuencia? Es una rebelión, pero también es un modo de entrar en el mundo, al ser cogido y juzgado. Creo que estaba muy influido por Dostoyevski, por Crimen y castigo. “¡Arrésteme, júzgueme, que por fin pueda existir!”
(Jean-Pierre Améris, sobre Pickpocket, de Robert Bresson)
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3 comentarios:
Uff, magnífico texto, y cuánta influencia han tenido Bresson y esta película en el cine contemporáneo... Ahí está la clave, en buscar el plano necesario, el plano justo, por encima del plano bello, efectivo, lírico o narrativo. Porque la poesía, al fin y al cabo, no es más que una expresión de la ética más profunda.
Un saludo!
Sí, el texto es una maravilla, y la metáfora de la mano que se acerca con miedo y con deseo a la vez, de lo difícil que es salir de ti mismo y entrar en el mundo, me dejó sin palabras. Nada que añadir, está todo dicho.
Benvido :)
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